sábado, 21 de marzo de 2015

Irán. La caida de los ángeles malos

"La caída de los ángeles malos" escultura del s. XVI expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
A mediados del siglo XX, comenzaba a decaer la hegemonía del imperialismo británico por todo el globo. La concesión para la busqueda y extracción de petroleo que contrajo el Sha Qayar de Irán en 1901 por sesenta años con Gran Bretaña, se aproximaba a su fin. Mosaddeq, quien en 1951 era el Presidente de la Comisión del Petroleo del Parlamento iraní, se opuso firmemente a la ratificación del tratado petrolífero que les sometía a los británicos, por considerarlo contrario a los intereses de Irán, y finalmente se decretó la nacionalización del petróleo. Las ansias de independencia y democracia del país persa comenzaban a cobrar visos de realidad y en 1952 Mosaddeq era elegido Primer Ministro. Viendo que la situación se les iba de las manos, los británicos pidieron ayuda a Estados Unidos para derrocar a Mosaddeq y retomar el control del gobierno iraní. El entonces presidente Harry S. Truman se negó pero, su mandato finalizaba en enero de 1953 y su sucesor, Dwight D. Eisenhower si se mostró dispuesto a ayudar a los británicos. Así se gestó la Operación Ajax, con la que el MI6 y la CIA, el 19 de agosto de 1953 derrocaban a Mosaddeq en un golpe de estado que devolvería el poder a Mohammad Reza Pahlavi.

Hasta 2013, la CIA no reconoció que estuvo detrás del golpe de estado que devolvió Irán al Sha. Durante estos últimos sesenta años en Irán se ha pasado de la autocracia megalómana de los Sha (padre e hijo) que hicieron acopio de armamento durante más de 25 años a la teocracia de Jomeini -que luego pasó a Jamenei- que ha sabido dar uso al arsenal acumulado para lograr la independencia de Irán y convertirlo en el país más poderoso de Oriente Medio.

Desde la instauración República Islámica del Ayatolá, Irán se ha convertido en el único país de la zona donde triunfó una revolución y se impuso el chiismo como modus vivendi, contrariamente a lo que sucedía en los países vecinos que tendían al laicismo para seguir en la órbita de occidente. Irán se ha convertido en un gigante, cuya oposición al minúsculo Israel, le hace temible a las superpotencias que le apoyan.

A ojos del resto del planeta, la principal diferencia entre Israel e Irán es la pretensión de estos de desarrollar una tecnología nuclear que les lleve incluso a conseguir este tipo de armamento. Poco se habla de que Israel no sólo tiene armas nucleares sino que además están fuera del Tratado de No Proliferación Nuclear, lo que les exime del control de la OIEA, y sabido es, que viven en estado de alerta permanente y las pocas dudas que han tenido a la hora de desplegar todo su poderío militar.
La actual emergencia del Estado Islámico ha cambiado por completo la visión que desde fuera de Oriente Medio se ha tenido hasta el momento del papel que representan cada uno de sus principales actores. Irán es hoy un estado tapón ante la expansión territorial del EI y el principal valedor de todos los que luchan contra ellos.

Irán es la principal fuente de financiación y entrenamiento de Hezbollah. Israel ha aprovechado para acusar tanto a Irán como a Hezbollah de entrenar a su vez al Estado Islámico pero, lo cierto es que en la semana de ataques de finales de enero de 2015, que Israel llevó a cabo en la frontera libanesa en el que falleció el cabo español Francisco Javier Soria, comisionado por la ONU, también hubo un ataque aéreo en la ciudad siria de Quneitra en la que murieron seis miembros de Hezbollah y al menos un miembro de los Qods Force (las fuerzas especiales de la Guardia Revolucionaria de Irán). Por mucho que Irán o Hezbollah puedan apoyar a Al Assad, son los únicos que están combatiendo junto a los kurdos de forma eficaz al Estado Islámico sobre el terreno.

General Qassem Soleimani, comandante jefe de las Qods Force
Irán no solo tiene una notable presencia en Siria sino también en Irak donde comienza a gestarse incluso, la leyenda en torno al carismático General Soleimani de quien se dice va al frente sin chaleco antibalas.


A punto de concluir las negociaciones sobre el tema nuclear Irán se encuentra en una posición de poder más fuerte que nunca. Las tensiones internas no son lo suficientemente fuertes como para impedir que Rouhani siga ejerciendo una política moderada y llevando a cabo una notable mejora económica en el país. Irán ha vivido en el ostracismo diplomático mas de treinta años y a pesar de las sanciones impuestas por las bravuconadas de Ahmadinejad y la influencia cada vez mas mermada de Netanyahu, tanto por la UE como por EEUU, su economía crece casi al 2%.
Y es que si algo ha sabido hacer bien Irán ha sido esperar y ser consciente de que los enemigos de sus enemigos pueden ser sus amigos.

La era de los Ayatolás ha estado marcada por la lucha contra el "Gran Satán" antes y después de que Jomeini alcanzará el poder. Sus "satanes" han sido muchos.
 El primer demonio fue el Sha, alejado por completo de las necesidades de los iraníes, a los que sometía al terror de la Savak (policía secreta de Irán). Junto a él, la fuerza luciferina de Estados Unidos que le mantenía en el poder. A la huida del Sha y establecimiento de la República Islámica, el belcebú al que derrocar fué Sadam Huseim. La guerra Irán- Irak (1980-1988) llevó a un entendimiento entre EEUU e Irán tras la demostración del uso por parte de Husein de armas químicas y la comprensión por parte de Reagan de la necesidad de proteger el petróleo iraní.
La paz en Irán forjó más si cabe un sentimiento nacionalista muy fuerte y si bien la de Irán e Irak fue una guerra sin vencedores, Irán se concienció de la necesidad de protegerse y de que podían ejercer un papel en la política internacional fuerte, presentando a Sadam en Naciones Unidas como el sádico que empleaba armas prohibidas. El desarrollo de la tecnología nuclear sería su mejor baza a pesar de que Jomeini había lanzado una fatwa contraria al uso de armas nucleares. Desde que en 2002 la OIEA empezó a recibir informes de enriquecimiento de uranio por parte de Irán, unos y otros han proclamado la inminencia del alcance de tecnología nuclear militar de Irán que por el momento no se ha demostrado.  Esta política de extender el terrorífico bulo de la presunta peligrosidad de Irán le haría encontrarse de cara con su principal demonio hasta la actualidad: Israel.

La caída de los ángeles malos

El Sha cayó, Sadam cayó, Estados Unidos parece haber entendido que Irán está dispuesto a sentarse a negociar si se les respeta diplomáticamente como merecen, Israel pierde cada vez más influencia dadas sus actuaciones en Líbano y Palestina y el mantenimiento de la radicalidad y hostilidad hacia sus vecinos...

El nuevo enemigo común es el Estado Islámico e Irán, no sólo se ha mostrado dispuesto en todo momento en ayudar en los ataques aéreos que se han llevado a cabo en Irak y Siria, sino que además, está influyendo de un modo esencial en el conflicto con sus fuerzas sobre el terreno. Aunque el país persa no ha pretendido nunca una expansión territorial, su influencia si se ha extendido notablemente en los países de su entorno en contrapartida a las monarquías árabes.

Se habla mucho de las negociaciones nucleares y muy poco del verdadero papel de Irán en Oriente Medio. Tras el damnatio memoriae a la que parece se ha sometido a Ahmadinejad, no interesa hablar en exceso de las políticas claramente reformistas de Rouhani y en cuanto a la vinculación entre Estados Unidos e Irán ante el Estados Islámico, publicaba el New York Times muy acertadamente, que ambos "atacan al EI sin parecer aliados". 

Irán ha visto caer a tantos demonios de un modo u otro que la comunidad internacional, occidente, parece haberse concienciado de lo peligroso que puede ser convertirse en un demonio de Irán y lo mucho que les puede beneficiar que el Estado Islámico lo sea.

Silvia Brasa
2015

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