miércoles, 19 de febrero de 2014

Agenda Setting. Oír, ver y callar


En el consciente colectivo planea la certidumbre de que la manipulación social por parte de medios y políticos es algo tan habitual como resignadamente aceptado. Los mecanismos psicológicos para conseguir que la gente crea, conozca y enfoque su interés hacia determinados temas, generando incluso opinión, son diversos. Por más que la educación, una mente ideológicamente abierta a distintas posiciones y un intelecto que huya del sesgo traten de discriminar y analizar racionalmente lo que parece sospechoso de engaño, cualquier cerebro humano es susceptible de ser moldeado para la consecución de un fin determinado por fuerzas externas que no domina.

El origen


La industrialización y los movimientos obreros provocaron enormes cambios sociales. Los trabajadores comenzaron a organizarse para exigir a las élites dirigentes que atendieran sus demandas laborales. El proletariado, hasta entonces en su mayoría analfabeto y relegado al ostracismo en cuanto a información se refiere, comenzó a publicar panfletos y periódicos locales. Los periódicos, solo accesibles a las clases dirigentes, tanto en lo político como en lo empresarial, constituirían la mejor arma para convencer a la población cada vez mejor informada por sus propios medios de lo que tenían que saber. El parlamentarismo y el derecho al sufragio que comenzaba a extenderse, generaron la necesidad de convencer a la población no solo de a quienes debían de votar sino también, que debían de pensar. Las mismas élites políticas y económicas   que vieron en la información local su peor enemigo hicieron suyos los medios de comunicación generales para convertirlos en su mejor aliado. La llegada de la publicidad y la inversión en los grandes periódicos acabó con los pequeños noticiarios locales que no pudieron competir con los grandes medios y acabaron por desaparecer. 

Con voto pero sin voz


La población se posicionó entonces políticamente no solo escuchando discursos políticos de aquellos que aspiraban al poder sino también a través de las líneas editoriales que estos eran capaces de conquistar.

La extensión de los Estados modernos a lo largo de finales del siglo XIX y XX traían parejos nuevas reglas del juego, derechos y constituciones, que no son considerados verdaderamente democráticos si no recogen entre su articulado la libertad de prensa e incluso, como ocurre en el artículo 20 de la Constitución Española de 1978, el derecho a la veracidad de la misma:

1. Se reconocen y protegen los derechos:
                  A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
                  A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
                  A la libertad de cátedra.
                  A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.
                  2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.

Con el mismo reconocimiento de la libertad de pensamiento y opiniones comenzó el arte de manipular la información para que el pensamiento se dirija “libremente” hacia los temas que los legisladores quieran que se dirija. La información es tan veraz como la interpretación que de ella quieran hacer quienes la difunden.

¿Libertad de prensa?


En España, la igual que el resto de los países del sur de Europa y Sudamérica, que vivieron bajo dictaduras censoras hasta bien entrado el siglo XX, el sustento de los medios se condicionó a la supervivencia del nuevo sistema político. Los periodistas acostumbrados a publicar lo que se les permitía, comenzaron a publicar lo que les convenía a las nuevas élites. Los primeros años de ilusión de libertad mezclados con la confusión del futuro de las nacientes democracias, acabaron en posicionamientos paulatinos hacia los distintos colores políticos. 
Aunque la tasa de analfabetismo en España en 1980 era de un 8,2% y el acceso a la educación y la cultura había dejado de ser un lujo, a los españoles, por ejemplo, les interesaba muy poco la política exterior a pesar de ser fundamental la credibilidad internacional del proceso transicional. Los ciudadanos estaban evidentemente más preocupados de lo que ocurría en casa, excepto cuando surgía la necesidad de que se interesaran por cosas de fuera. Políticos y prensa se confabularon especialmente cuando en 1986 se convocó el referéndum de permanencia en la OTAN y Felipe González hacía uso de la “ambigüedad controlada” para convencer a la población de la conveniencia de la permanencia del país en la Alianza Atlántica cuando había sido el principal defensor del NO a la OTAN cuando en 1982 llegó al poder. 
En portada “El País” del 4 de enero de 1986 se hacía eco de que González había manifestado a Carrington, Secretario General de la OTAN, que España saldría de la OTAN si perdía el referéndum. El 10 de marzo del mismo año el diario publicaba la manifestación de más de 100.000 personas en Madrid pidiendo la salida de la OTAN, y en el mismo artículo se informaba de la emisión en la televisión pública, la única existente, de las entrevistas a González, Fraga y Gerardo Iglesias en la que el presidente relacionaba la necesidad de estar en la OTAN para poder seguir la estela europea. Faltaban escasos dos meses para el ingreso de España en la CEE junto con Portugal.



Lo que hay que saber 


La Agenda Setting responde tanto a la connivencia de partidos políticos con los diferentes medios como a la supuesta estabilidad del sistema estatal. El dogma de cualquier periodista a la hora de desarrollar una noticia: ¿qué?, ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿dónde? se diluye en un ¿para qué?, condicionado por las necesidades de la mano que le da de comer, es decir, de quienes surten al medio para el que trabaja, con mejores contratos publicitarios, y de aquellos partidos políticos que les pueden proporcionar las mejores exclusivas para obtener una mayor tirada. Falta un medio en España que publique una noticia criticando a El Corte Inglés y en los diarios económicos muchas de sus páginas son publicidad de los principales bancos que a su vez les nutren de supuestas exclusivas y datos recogidos, estudiados y analizados por ellos mismos.

Internet y la democratización de la información


El acceso a la información mundial en tiempo real, de cualquier ciudadano de un país que no vete dicha información, en poco o nada a mejorado el hecho de que la población deje de ser engañada y teledirigida. Internet, ha propiciado más que el recurrir a prensa extrajera o leer más de un periódico para obtener información, a que se inmediatice la lectura de titulares sin profundizar en lo que se cuenta y quien lee el contenido tiene la oportunidad de decir toda serie de improperios en su mayoría infundados al  cronista de turno. Si ya resulta poco creíble que un periodista no especializado pueda realizar un buen artículo en cuestión de horas de cualquier tema, que le revoquen con argumentos que responden a la ideologización excesiva y a la manipulación informativa que ya sufren por parte de quienes pagan sus nominas tiene que ser realmente frustrante.

Quien haya tenido que realizar un trabajo de investigación en cualquier ámbito para presentar un articulo bien argumentado sabrá de la dificultad que ello conlleva, no solo en cuanto a la recopilación de datos sino también, en poner la atención suficiente en que estos sean verídicos. Aún así en España se discuten hasta los datos. 
En el ejercicio de documentar esta entrada, quien escribe se pasma ante la afirmación de que “se realizó un gran despliegue de fuerza para la reconquista de Perejil en 2002” (Mentiras. Xavier Mas de Xaxás Ed. Destino). Veintiocho soldados no pueden considerarse un gran contingente. La misma sorpresa produce ver dedicadas muchas páginas a la defensa de la excesiva demonización que hacen los medios españoles de los regímenes cubano y venezolano y se argumenta como ejemplo que en 2007 "se prohibió a Alejandro Sanz actuar en Caracas por sus críticas a Chávez". El autor argumenta que no hubo prohibición alguna y que lo único que sucedió es que el Ministerio de Educación Superior no cedió una sala de su propiedad para la celebración del concierto. En un edificio institucional que depende de un ministerio que a su vez depende de un gobierno en el que se impide que se realice un acto ¿será responsabilidad de alguien perteneciente al gobierno? (Desinformación. Pascual Serrano. Ed. Península).

Dime que lees...

Mientras se desenmascara la falsedad con realidades reinterpretadas en El País digital la segunda noticia más leída hoy miércoles 19 de febrero de 2014 es sobre futbol, la cuarta más leída de el diario El Mundo es la historia de una mujer barbuda y la segunda y tercera noticias más leídas en ABC son por este orden: "Cómo saber en cinco minutos si te vas a divorciar en el futuro" y "Rosa de España se desnuda para «Primera Línea»"… Surge la duda de la necesidad del bombardeo con temas concretos hacia los que enfocar a la ciudadanía cuando esta tiene  las inquietudes informativas mencionadas.

Nunca ha estado tan presente el “recibo de la luz” como en el día de hoy. El sector energético cuyos beneficios dependen en gran medida de las políticas del Ministerio de Industria y de subastas controladas por los gobiernos de turno, no había protagonizado tantas noticias en toda la historia democrática española, todas en contra de la incapacidad del gobierno actual para satisfacer sus demandas. Las empresas energéticas se escudan muy hábilmente en que los principales perjudicados serán los usuarios. Los patrocinadores mas importantes de los medios son las empresas energéticas y tal vez tenga esto mucho que ver con la cantidad de tiempo que se les dedica.

Noam Chomsky, adalid de la necesidad de ser críticos con la información con la que las élites manipulan a la ciudadanía  ha dicho que “el público en general es visto no más que como excluidos ignorantes que interfieren, como ganado desorientado”.  El Efecto Pigmalión que sufren las personas convirtiéndolas en ovejas a ojos de los gobernantes, se multiplica con la confabulación de medios de comunicación y políticos. Cuando la sociedad mundial parece estar más descontenta que nunca con el desorden imperante, tal vez sea el momento de invertirlo por parte de la sociedad en un efecto Galatea y desear lo que por derecho se garantiza. 
Roosevelt ante las demandas de sindicatos y otros grupos de presión que le pedían llevar a término las políticas de New Deal prometidas,  les instaba a “obligarle” en la calle a tener que tomar medidas. Mas de 2.000 huelgas tuvieron lugar en su primer mandato. En España, ochenta años después, los mandatarios tratan de convencer en los medios de que las manifestaciones ciudadanas son promovidas y realizadas por hooligans que no saben nada de cómo se gobierna un país. Así no solo desoyen la voz de la calle si no que además retraen a los ciudadanos de que formen parte de esa masa gamberra que no tiene nada mejor que hacer que salir a la gritar cuatro tonterías.
 Aún así la ciudadanía parece estar cada vez más convencida de que no es posible vivir en una silenciosa desesperación como afirmaba Thoreau.
Silvia Brasa. 2014